El arte de la despedida…
Por Carlos García. No es fácil que los adultos reconozcamos el lugar que los hijos ocupan en nuestro psiquismo, pero lo admitamos o no, vienen a llenar nuestros vacíos. Como nos canta Serrat: Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir. Por eso nos parece que son de goma y que les bastan nuestros cuentos para dormir. Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber del oficio y sin vocación. Les vamos transmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción. (…) Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen,…